Zoraida Ceballos: Conoce los términos referentes al color del vino



La coloración de un vino es un elemento muy importante en una cata, siendo uno de los aspectos que se toma en cuenta durante la fase visual. Ahí, es posible confundir cosas como las tonalidades e, incluso, puede que se desconozca cómo se deben catalogarse.

En este sentido, se presenta una guía sobre el color del vino y cómo determinarlo es importante para conocer más sobre la materia.


Abierto: Refiere a vinos con poca intensidad en su coloración, tendiendo a ser pálidos o de color débil. También se usa “claro”, para lo mismo.

Acerado: Se dice de un matiz o tono presente en algunos vinos blancos, normalmente muy jóvenes. Su usa en especial para los que son muy pálidos y que su brillo se asemeja al de los metales blancos o, específicamente, el acero.
Aguado: Dícese de un vino que es muy débil en color y otros aspectos como acidez y cuerpo.
Amarillo: Característico de los vinos blancos. Puede haber cierta variedad de tonalidades como verdosas, pálidas o doradas, pero se usa “amarillo”, en ocasiones, para generalizarlas.
Ámbar/Ambarino: Típico en los blancos evolucionados, siendo indicativo de edad. Como su nombre lo indica, recuerda al ámbar, entre el amarillo y el anaranjado.
Apagado: Un ejemplar que denota falta de intensidad y brillo en su coloración.
Asalmonado: Tono rosado que evoca el recuerdo de la piel del salmón.
Atejado: Común en los tintos muy añejados, es para designar a los ejemplares que recuerdan al color de las tejas o ladrillos. También se puede usar “ladrillo” como término para designar lo mismo.



Caoba: Color que recuerda a una madera con tonos rojizos. Apreciable en vinos licorosos y generosos dulces.
Capa: Usada para indicar la intensidad y la profundidad de un tono, especialmente en los tintos. Esta puede categorizarse como baja, media o alta.
Blanco: Vinos que van desde matices amarillo sumamente pálido a un dorado oscuro. Estos pueden ser hechos con uvas blancas o, según su proceso de elaboración, con tintas.
Cárdeno/Cardenalicio: Puede ser entre morado, púrpura o violeta, pudiendo apreciarse en ciertos vinos tintos.
Carmín: Color del vino tinto que puede considerarse típico entre los de corte joven. Es un color rojo intenso y muy vivo.





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